A quienes corresponda,
El miércoles 1 de Julio 2009 circulaba por el inicio del Camino Parque del Buen Ayre - desde la Panamericana - y a unos 700 metros de llegar al peaje de cabecera norte, me crucé con un Peugeot 504 rural sin patente, sin luces traseras, sin vidrios, sin amortiguadores y con la carrocería en un evidente estado de putrefacción. Para mi asombro, sí tenía las luces delanteras. Eran alrededor de las 20 hs.
Cuando llegué a la estación de peaje, le advertí al cajero acerca del Peugeot 504 rural. Le dije que ese vehículo, en esas condiciones no podía circular – ni por la autopista ni por ningún lado – y que diera aviso a las autoridades competentes para impedir el paso de dicho vehículo. El hombre se excusó en que él era solamente un cajero y que no podía impedir que el vehículo pasara por ahí, siempre y cuando pagara el peaje.
No satisfecho con su respuesta y después de pagar los 3 pesos, me detuve a unos 100 metros pasado el peaje, para hablar con los 3 policías que estaban en el medio de uno de los carriles.
Al plantearles mi preocupación por dejar pasar / circular ése vehículo, me dijeron que ellos no podían hacer nada. Que tenía plantear mi inquietud ante Seguridad Vial de la autopista.
No me tomé el trabajo de ir /encontrar a la gente de Seguridad Vial del camino del Buen Ayre. No tenía ganas. Eran las 20.30 de un día frío y lo más probable es que no los hubiera encontrado (por el horario) o que ellos tampoco pudieran hacer nada al respecto.
Entonces, ¿qué hago? ¿Quién vela por mi seguridad? ¿Para qué hacer la VTV, para qué pagar el seguro, para qué pagar las patentes, para qué molestarme en mantener mi vehículo en condiciones técnicas para circular? ¿Para qué cumplo con la ley? ¿Cómo puede ser posible que todavía hoy, en el año 2009, sigan circulando vehículos con las patentes viejas (o sin patente), con una carrocería evidentemente deteriorada, sin amortiguadores y sin luces?
La respuesta es bastante simple: la ley no se cumple. Y no se cumple, por el simple hecho de que NINGUNO de los organismos municipales, provinciales o nacionales quieren pagar el costo político de ser los “malos” de la película.
Vehículos como el Peugeot 504 hecho trizas que crucé no deben circular por la vía pública. Hay algo sabido, pero pocas veces dicho: manejar no es un derecho. Si así lo fuera, el Estado debería proveer un vehículo que cumpla con la Ley Nacional de Tránsito a todos aquellos que no puedan acceder al mismo, ni al mantenimiento necesario para su segura circulación por las calles, caminos y rutas de nuestro País. Educación, comida y salud: Esos sí son derechos de todos los habitantes del suelo Argentino.
Se puede llegar a esgrimir, desde los niveles más bajos hasta los más altos de la cadena de responsables de la seguridad vial, que el ¿dueño? del Peugeot 504 es una persona pobre, que no le alcanza para comer y mantener el auto, o que no le alcanza para vivir y mantener el auto. Y ahí está nuestro mayor problema: nuestra benevolencia en dejar circular a ése auto, en permitir estos abusos a la ley, en permitir otorgar licencias de conducir con exigencias cada vez más laxas, en no ser efectivos en la educación civil y vial, causa muertes.
Lo mismo sucede cuando un auto circula superando las velocidades máximas permitidas, cuando un conductor cruza un semáforo en rojo, cuando se conduce bajo los efectos del alcohol, de drogas, cuando se sobrepasa a otro vehículo por la banquina.
Insisto: ninguno de Uds. quiere hacer el papel de malo. Pero se olvidan que hacer cumplir la ley no es ser malo o bueno, es ser justo. La ley de tránsito está para cuidar la vida de todos los ciudadanos. ¿Por qué digo esto? Vamos a algunos ejemplos. Recuerden que este Peugeot venia e iba a seguir circulando por una autopista, en la cual la velocidad máxima es de 100 o 120 km/h.
El Peugeot viene circulando a 40 o 60 km/h, en el segundo carril, en sentido Norte-Oeste. Circula en el 2do carril, porque el primero está lleno de pozos, desniveles. Digamos que yo vengo a 100km/h por el mismo carril. Si el Peugeot 504 no tiene ni una vela en la parte posterior que indique su presencia (ni tampoco ningún material reflectivo), corro el riesgo de chocarlo, con una diferencia de velocidad entre de 60 y 40km/h.
En la misma situación, supongamos que al Peugeot 504 se le sale una rueda, por falta de mantenimiento. Lo vengo pasando por el tercer carril (el rápido) y me llevo por delante esa rueda; o pierdo el control de mi auto por esquivar esa rueda.
Un auto circulando a 180km/h por una autopista (no siempre con un conductor con la suficiente experiencia para manejar a esa velocidad), mientras que la mayoría de los vehículos lo hace a 130km/h. El conductor que viene a 130km/h mira por el espejo retrovisor, ve al vehículo que viene a 180km/h, pero viene lejos, entonces, se abre para sobrepasar a otro vehículo. La diferencia de velocidad puede tomar por sorpresa al conductor que viene a 130km/h, asustarlo y perder el control del auto o el que viene a 180km/h, intenta esquivar al otro vehículo, hace una mala maniobra y choca.
Todos los santos días, los accesos a la capital federal colapsan por la cantidad de vehículos. Muchos “vivos” empiezan a pasar por las banquinas – de ambos lados – las largas colas que se forman. Otro caso del “paso por banquina” se da en la ruta 2, yendo hacia la costa. Ustedes, cuyo trabajo es velar por la seguridad vial, ¿no ven estas cosas? Las veo yo, que no me dedico a la seguridad vial; ¡las veo simplemente circulando en mi auto!
Puede resultar tedioso que les escriba y detalle estos casos, porque hasta un mono podría percibir la peligrosidad de estas cosas. Suceden todos los días. Choques y un potencial de personas heridas o muertas por haberlo dejado circular, por no exigir el cumplimiento de la ley, por cobrar $3.- mugrosos pesos de peaje. ¿Tan poco vale nuestra vida para Uds.?
Es tarde cuando se lamentan las muertes. Se los repito: es tarde.
Lo que se tiene que hacer – se los sugiero porque evidentemente están faltos de ideas – es poner, junto con la policía de Seguridad Vial (sí, ese fantasma) una compactadora de chatarra. Auto con patente vieja, que se bajen sus ocupantes y a la compactadora; auto sin amortiguaciones, sin frenos: a la compactadora. Vehículos con la chapa podrida, sin luces, etc.: a la compactadora. Podría seguir con los ejemplos, pero me parece que no les hacen falta: cualquier persona normal puede darse cuenta cuando un auto está en condiciones de circular. Cualquiera puede evaluar si las fallas del vehículo son corregibles o no. Uno puede ponerle unas lamparitas a un auto, pero no puede hacerlo de nuevo. Algunos incumplimientos a las leyes de tránsito son tan evidentes que uno – como yo – que se preocupa de tener todos los foquitos funcionando, no entiende cómo es posible que esa pila de chatarra con ruedas circule. No entiendo como todos los días, en los mismos lugares veo las mismas infracciones a la ley y nadie parece hacer nada al respecto. Ese “no entender” se transforma en indignación; y en mi caso, la indignación, se transforma en esta carta que les envío.
Hay que ser ejemplares en las penas, en las multas. Que la gente piense lo que quiera. Que piensen que la finalidad es recaudatoria. Les puedo asegurar que una persona que tenga que pagar una multa por exceso de velocidad de $1,000.- nunca más va a superar la velocidad máxima permitida.
¿Van a esperar eternamente a que la gente respete a la ley? Ya hace tiempo que se empezó a usar la patente con tres letras y tres números; hace mucho tiempo que es obligatoria la VTV; suceden demasiado seguido los excesos de velocidad; sucede TODOS LOS DÍAS que los “vivos” se adelanten por las banquinas. Y por si no lo han notado, carteles que digan “prohibido circular por la banquina”, no son suficientes para desanimar esa práctica.
Volviendo al Camino Parque del Buen Ayre otro de sus graves problemas es el de la circulación de los camiones que se dirigen al relleno sanitario. ¿Alguien los controla? Se los pregunto porque es demasiado común cruzarse con camiones que van desparramando parte de la basura que llevan. A los compactadores, se les va cayendo; otros camiones de carga no tienen ninguna lona en la parte de arriba o la tienen suelta, y con el viento dejan caer desde tierra hasta bolsas de nylon de proporciones descomunales, cajones, ramas, maderas, etc. En definitiva: son un peligro.
Ampliando un poco el espectro de mi queja-testamento acerca de la inseguridad vial, tengo que hacer mención a las líneas de colectivos de transporte de pasajeros y camiones de transporte de cargas.
Colectivos y camiones sin las luces reglamentarias (de los más diversos colores). Colectivos y camiones que circulan de noche con las luces bajas apagadas o sin luces en la parte posterior; camiones y/o acoplados cuyo paragolpes trasero está a la altura del parabrisas de un automóvil; camiones que si se los mira de atrás no circulan derecho, sino más bien, un poco de costado; y, en ambos casos, mucho humo negro.
Los camiones y colectivos circulan todo el día por las calles, rutas, caminos, etc., y muchos de ellos están echando constantemente al ambiente cantidades obscenas de CO2. Es difícil no notarlos. Algunos camiones y colectivos están, incluso, en peores condiciones mecánicas que las del Peugeot 504 que me crucé en el Camino del Buen Ayre.
Ya en el año 2006 escribí una extensa carta respecto a la VTV. Tres años después, lamentablemente para mí y para los millones de Argentinos que cumplimos con la ley, las cosas no han cambiado demasiado. ¿Les importamos? ¿Les importan las vidas que se pueden salvar, las personas lisiadas debido a accidentes de tránsito, la calidad del aire que respiramos, que las rutas sean más seguras?
Lamentablemente, la sensación que tengo es que lo único que les importa es cobrar los $3.- mugrosos pesos de peaje, y no hacer el papel de castradores.
Entiendo que éste es un problema de nuestra sociedad. Pero es su trabajo (o eso es lo que indica como vuestra función primordial), velar por la seguridad vial. Me siento obligado a enviarles esta carta porque no quiero la Argentina del “vale todo”, porque creo que vuestros organismos pueden hacer un trabajo mejor educando a la población en cuanto a la manera de comportarse cuando se conduce un vehículo. Si la educación no funciona, si la sociedad no quiere aprender, no se quiere adaptar a la legalidad, no está mal aplicar las medidas punitivas según corresponda a cada caso.
Con la cantidad de automóviles en circulación, no es un tema que se deba tomar a la ligera. Las estadísticas no son números, son personas. Si no lo hacen por mi, les pido que lo hagan por sus familias, que también pueden ser víctimas de un accidente evitable, como podría ser alguno de los casos que les mencioné más arriba.
No cordialmente,
lunes, 13 de julio de 2009
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