martes, 11 de noviembre de 2008

Lo peor...

Lo peor que puede pasarnos como pueblo es pensar que no podemos, que nada de lo que hagamos cambiará las cosas hacia algo mejor, que la política es solamente un ámbito para algunos elegidos, para algunos corruptos y que nosotros como gente honesta no tenemos acceso al poder. Con este pensamiento lo único que logramos es que las cosas sigan tal cual están al día de hoy.

“Las cosas son así, no se pueden cambiar”, es uno de los peores mitos metidos en nuestra cabeza. No hace falta ser joven para cambiar la vida propia o la del país. Muchas veces me han dicho: “…ahora les toca a Ustedes [los jóvenes] arreglar este quilombo, yo ya soy viejo”. Mientras estemos vivos podemos hacer cosas, podemos aportar nuestro granito de arena. Muchas veces nos va a dar la impresión de que a nadie más le importa, pero nada dista más de la realidad. Es mucha más la gente honesta que la deshonesta…es que simplemente la deshonesta vende más. Somos muchos más la gente decente que los indecentes, no dejemos que nos convenzan de otra cosa. No nos dejemos condicionar por lo que se ve en los medios. Los asesinos, los ladrones, los corruptos, los violadores, los maleducados y malintencionados…son los menos.

Nuestra batalla más fuerte no es contra un político, contra un imperio, o contra un grupo económico. La batalla que debemos librar sin cuartel es contra nuestros propios prejuicios, contra nuestra propia manera de pensar y actuar habitual. El cambio más necesario y más importante está en nosotros mismos, en cada uno de nosotros, en nuestro proceder diario. Nosotros, como pueblo, somos nuestro peor enemigo. Hablamos del “Gobierno” como si fuera un ente, pero los que lo componen son personas. Todo se reduce a nosotros, personas, para corregir lo que está mal y para mejorar lo que está bien. Dejemos de llorar por los rincones por las cosas que están mal y cuya solución pensamos está en las manos de ciertos “elegidos” y tomemos la rienda de nuestro destino – personal y colectivo – ahora mismo.

La Camiseta & la Bandera

Cada vez que un equipo de fútbol, hockey, rugby o cualquier otra disciplina deportiva de nuestro país compite contra el equipo de alguna otra nación, empiezan a aparecer banderas por todos lados. La gente lleva puesta la camiseta de la selección, gorritos, ropa interior, se colocan banderitas en los autos, etc. Cualquier visitante de la ciudad para esa época podría pensar que somos muy patriotas, que estamos muy orgullosos de ser Argentinos.

Nos resulta muy fácil sacar a relucir la bandera cuando ganamos algo. También nos acordamos que alguna persona es Argentina cuando logra algún éxito en algún campo ante los ojos del mundo.

No digo que esté mal el reconocimiento a esos éxitos, simplemente me parece que nos olvidamos, muchas veces, que todos los días somos Argentinos y que todos los días deberíamos enarbolar la bandera del país en nuestro interior; para nadie, para nosotros mismos. ¿Por qué? Porque tenemos que ser patriotas no solamente en el apoyo al equipo que juegue. El patriotismo bien entendido puede demostrase en las cosas de todos los días.

También es ser patriota ser responsable en nuestros trabajos, cumplir con nuestras obligaciones, exigir nuestros derechos, no ser corrupto y no corromper, no buscar la salida fácil, sino la mejor; ser patriota es darse cuenta que las cosas públicas son nuestras, que debemos respetarlas, cuidarlas y no destruirlas. Ser patriota es darse cuenta que cualquier cosa que hagamos o las actitudes que tengamos en nuestras vidas particulares afectan al conjunto. Desde levantar la caca del perro cuando caga en la vereda, hasta manejar responsablemente. Ser patriota es respetar las leyes o cambiar, de manera democrática, las leyes que consideremos erróneas. Ser patriotas significa despojarse de la “viveza” (se le dice “criolla”, pero es Argentina ésa también). Ser patriotas es ser responsable, comprometido con un crecimiento personal y grupal, interesándose en los temas que afectan al país, es no darse vuelta, es no decir “esto no me importa”, es no ser indiferentes al dolor, carencia o problema ajenos. Ser patriota es estar involucrado, comprometerse y meterse, discutir, intercambiar opiniones, quejarse ante los organismos que correspondan y no solamente en charla de amigos; es no utilizar la fuerza para obtener lo que “yo” quiero. Ser patriota es no saltar solamente cuando nos tocan el culo…es saltar cuando se lo tocan a otro también. Ser patriota es respetar a los demás.

Llevar la camiseta DEL PAIS puesta todos los días, cuesta más que llevar la de la selección; pero hasta que no nos la pongamos todos los días, no vamos a dejar de ser sólo un equipo de fútbol, hockey o rugby.

Carta enviada al Ente regulador de la VTV & a Vialidad de la Provincia de Bs. As.

Bella Vista, 15 de Mayo 2006



A principios de este mes, me llegó un recordatorio respecto al vencimiento de la verificación vehicular realizada en el 2005. El viernes 12 de Mayo, completé satisfactoriamente dicha verificación.

Mientras esperaba ser atendido, me puse a leer el dorso del aviso que había recibido algunos días antes.

Alli se describe el origen de la verificación técnica vehicular, mencionando distintas causas de accidentes de tránsito según “estadísticas internacionales”. Como causa con mayor incidencia en accidentes de tránsito, se menciona en primer lugar, al factor humano (70%); en segundo lugar, se menciona a desperfectos del vehículo (22-25%); y en tercer lugar, fallas de la vía publica. Como bien se explica en el párrafo siguiente “La primera y la tercera de las causales señaladas podrían ser superadas mediante la educación vial, la formación de los conductores, controles en la vía pública e inversión en infraestructura”

Quisiera saber cuáles son las estadísticas NACIONALES de causas de accidente de tránsito, ya que la ley es aplicable a nuestro país y la verificación técnica es OBLIGATORIA (para mi y para algunos mas que vivimos en la Provincia de Buenos Aires y algunas pocas provincias mas) dentro de nuestras fronteras, con lo cual creo que las “estadísticas internacionales” no son aplicables a nuestro caso.

Además de esto, y como prueba empírica, los invito a recorrer las calles y avenidas de nuestra provincia para comprobar, realmente, si las fallas de la vía pública (falta de iluminación, mala o ausente demarcación / señalización, roturas en el pavimento, lomos de burro no señalizados, calzadas inundables con dos gotas de lluvia, etc) conforman solamente un 5 / 7% de causales de accidentes de tránsito. También, puedo hacer hincapié en la cuasi-utópica solución de “controles en la vía publica”, a lo cual me gustaría agregar, “efectivos y reales”. Es realmente IMPRESIONANTE la cantidad de vehículos que veo circulando con la patente vieja, en estado mecánico deplorable y evidente, sin UNA luz que les funcione. Esto es si no nos ponemos a ahondar en “detalles menores” como los siguientes: si cuentan con seguro OBLIGATORIO, si están con las patentes al día, si tienen la verificación técnica correspondiente, si han pagado el impuesto al incentivo docente, cosas que no son verificables a simple vista. Sin embargo todo esto, ¿a quienes paran en los controles? A gente como yo, con seguro, con el auto sin agujeros en la chapa, mas o menos limpio, con verificación técnica. ¿Porqué esto? Porque se nos puede detener, decirnos que no nos anda la luz interior e intentar sacarnos una coima, o hacernos una multa, mientras el Renault 4 modelo 70, sin ópticas, con patente vieja, sin amortiguadores y menos frenos, pasa tranquilamente al lado nuestro.

Lo peor del caso no es que esta situación de por si ya es injusta, sino que tiene otras consecuencias, aún más graves que afectan a todos los que vivimos en esta provincia. Supongamos que nuestro enemigo, el que no cumple, el que tiene el Renault 4 modelo 70 sin frenos, sin patente, sin seguro, me choca a mi. O supongamos el caso de un colectivo que embiste mi vehículo, que no tiene la verificación técnica y cuya compañía aseguradora se declara insolvente una vez denunciado el siniestro. ¿Qué puedo hacer en esa situación? ¿Va a cubrir los gastos por daños el Estado por los daños que me causó? Digo esto, porque la culpa de que ese vehículo no esté circulando en las condiciones mecánicas optimas y no cuente con el seguro OBLIGATORIO, es, indefectiblemente, del estado, el cual falló en controlar, en detener, en prohibir la circulación de ese vehículo. En definitiva, ¿porqué voy a tener que pagar yo, que cumplo con las leyes, por el incumplimiento ajeno y la falta de control y ausencia de mantenimiento /señalización de las calles, avenidas y/o rutas de nuestro país?

No quiero que se malinterprete mi nota: no es mi intención que se derogue la exigencia de la verificación técnica; me parece una iniciativa positiva. Pero quiero que tengan en cuenta que si la justicia se aplica a medias, no es justicia, es solamente una intención. Y bien sabemos que las intenciones por si solas no sirven de nada.

Si como estado podemos basarnos en estadísticas internacionales para generar obligaciones a los ciudadanos, bien podríamos exigir estadísticas de control y de eficiencia igualmente internacionales para juzgar el desempeño de quienes nos gobiernan.




Lucas I. Larumbe

Carta a CFK

Remitida por Correo Argentino el 26/05/08 – Carta Certificada Plus, Pieza # CU304172548AR


San Miguel, 25 de Mayo 2008

Señora Presidenta de la Nación Argentina

Dra. Cristina Fernández de Kirchner

S/D.

De mi mayor consideración,

Le escribo sin pertenecer a ningún partido político o asociación, sin formar parte de ningún medio de comunicación, sin ser productor agropecuario y sin estar vinculado a ninguna actividad relacionada con el campo.

Escribe estas líneas un tipo de 32 años que trabaja de manera independiente, que paga sus impuestos (nacionales, provinciales y municipales), cuando puede, por año adelantado; un tipo que tiene el mismo automóvil desde hace 10 años, que paga el seguro obligatorio y realiza la verificación técnica correspondiente todos los años.

Considero que los Argentinos tenemos 4 problemas graves como sociedad: El primero es que nos quejamos de manera estéril en rueda de amigos, a través de cartas de lectores, en llamados telefónicos a distintos programas de radio y televisión dando una opinión. Pocas veces nos tomamos el trabajo de quejarnos como corresponde y en dónde corresponde y solamente nos quejamos cuando algo nos afecta de manera directa, poco nos importa cuando las cosas le suceden otro argentino. El segundo, es el desapego a la ley. Transgredimos las normas por el simple hecho de que nunca (o, pocas veces) parece haber consecuencias por no cumplirlas. El tercero, es nuestra eterna idea de que la única manera de cambiar las cosas es mediante una revolución. Queremos revolucionar todo cuanto se ha hecho en cada reclamo que realizamos. El cuarto, es que tenemos una tendencia natural a echarle la culpa a otro de algún problema en particular. Nunca tenemos la culpa de nada. Ni en los problemas internos ni en los problemas que aquejan a la Nación. Siempre hay alguna potencia extranjera que “nos hizo” tal o cual cosa, siempre fue “algún otro”.

Por un mes durante el año pasado fui en reiteradas oportunidades a la municipalidad de San Miguel para reclamar por la reparación de 3 luminarias de mi cuadra que no funcionaban. La queja al respecto era común en los vecinos, pero cuando les preguntaba si alguno de ellos había – por lo menos – llamado a la municipalidad para hacer el reclamo, nadie lo había hecho.

En otra oportunidad, presenté siete cartas – en siete semanas consecutivas - ante la municipalidad por un pozo que había en la calle sobre la que viven mis padres. La insistencia en estos dos casos fue por la falta de respuestas puntuales a problemas puntuales debidamente comunicados al sector del gobierno Municipal correspondiente. Como notará, intento escaparle a la inercia general de la queja estéril. Esta carta, tiene el mismo sentido.

Me tomé el trabajo de leer sus discursos hechos desde el inicio del paro agropecuario hasta ahora. Leí casi todos los días los diarios La Nación, Perfil, Crítica de la Argentina, Página 12, Clarín, Infobae, El Cronista Comercial, y los españoles El país y El mundo. Escuché distintas radios y también vi algunos programas de televisión.

Leerla resulta menos doloroso que escucharla. Las palabras, Presidenta, además de tener un significado, tienen una connotación, una manera de percibirse dependiendo del tono y la manera en la cual sean dichas. El conflicto agropecuario comenzó el día 11 o 12 de Marzo, a raíz del anuncio del aumento de las retenciones a la soja y el girasol. Pasaron los días, pasó semana santa y no hubo ni una sola acción de Gobierno tendiente a resolver el conflicto. Usted se fue a El calafate y reapareció el día 25 de Marzo, como si no hubiera ningún problema que precisara su inmediata atención. Cualquiera hubiera pensado que había decidido tomarse esos 13 días para evaluar el conflicto e intentar encontrar una posible solución o traer alguna propuesta bajo el brazo. En vez de eso, en su discurso del 25/03/08 su preocupación estaba centrada en explicar la profunda transformación que tuvo nuestro país desde el año 2003 a la fecha y a relacionar el paro agropecuario con un golpe de estado. El país no es lo que era en el año ’76, la sociedad no es lo que era en el año ’76 y me animo a decir que la gran mayoría de los habitantes del país no queremos ni deseamos volver a aquella época nefasta de nuestra historia.

Presidenta: los problemas no se toman ni semana santa, ni un fin de semana. No se toman ni una hora. Están ahí y requieren de una solución. Y los problemas no surgen – salvo desastres naturales– de un día para el otro o por un anuncio. Los problemas se gestan y se agravan en la medida en que no hacemos nada para evitarlos o solucionarlos. Esto pone de manifiesto algo muy grave, no solo de su Gobierno, sino de los Gobiernos que he visto sucederse a lo largo de mis 32 escasos años, que es la falta de previsión.

Se me ocurre pensar que un Gobierno mantiene reuniones constantes con los distintos sectores productivos del país para evitar fricciones, para trabajar en equipo en coordinar y articular políticas que se traduzcan en un crecimiento y desarrollo sustentables en el tiempo, para planificar el futuro del país, algo que evidentemente no ha sucedido en este caso ni en muchos otros (energía, transporte y seguridad vial, por mencionar solo tres ejemplos a los cuales me referiré más adelante).

En su caso en particular, la falta de planificación y de previsión es muchísimo peor, porque Usted ya hacía 5 años que era Gobierno. Usted ya sabía (o debería haber sabido) cuáles eran los problemas y qué cosas requerían de su atención. Además de esto, Usted no es una principiante de la política, le ha dedicado toda su vida.

Una vez con el problema encima, lo mínimo que hubiera esperado de Usted, era que desde su Gobierno se le encontrara una solución lo más pronto posible. Pero no. En cambio, su Gobierno tomó la postura adolescente – por no decir infantil – de negarse totalmente al diálogo, y también, a asumir el error cometido. Encima de todo, multiplicó los agravios y descripciones despectivas, algo que nunca ayuda a solucionar ningún problema.

Resulta curioso que hablando de racionalidad, sinceridad, sensibilidad y responsabilidad no notara cierta contradicción entre estos términos y lo hecho y dicho por D’Elía. Para hacer las cosas peor, D’Elía estaba ahí mismo, en su palco. Por si no lo recuerda, D’Elía fue filmado pegándole una trompada a una persona que manifestaba a favor del campo. D’Elía luego adujo que la víctima de su golpiza lo insultó por varias cuadras y que “se le soltó la cadena” (sic). Si todos los habitantes procediéramos de la misma manera, ¿hacia dónde iríamos como sociedad? Tampoco debería Usted olvidar los dichos del líder del FTV: “lo único que me motiva es el odio hacia la puta oligarquía” (sic). ¿Es el odio el motor de la construcción de un país más inclusivo, más equitativo, más democrático? El odio, el resentimiento, la inequidad, la indiferencia y la injusticia engendran violencia. La violencia conduce a la desintegración de un país. ¿Sabe cuál es el problema? Que Usted incita y avala la violencia tolerando la presencia de D’Elía en el palco de su acto; Usted no apacigua ánimos, no hace ni un solo intento por unificar el espíritu del País para que la sociedad entienda que todos tenemos que tirar para el mismo lado. Usted es la que intenta una y otra vez reflotar fantasmas del pasado para que ésa herida – que todavía nos duele – no cicatrice y se mezcle con un conflicto y con una circunstancia que nada tienen que ver con la situación actual. Usted es la que exacerba los resentimientos y los odios del país, en vez de aplacarlos.

En su acto del 27/03/08, criticó la actitud del sector del campo por decretar un paro horas antes de Usted hablara. Pero Usted no puede obviar el hecho de que para esa fecha, ya habían pasado QUINCE días, sin que su gobierno hiciera absolutamente nada más que seguir atacando y tildando de golpista al sector en conflicto.

Si en 311 líneas de un discurso se ataca a diestra y siniestra, y solamente se utilizan 2 para “llamar al diálogo”, uno podría llegar a dudar de la honestidad de ese llamado. Sin embargo, el 28/03/08 los dirigentes de las 4 entidades determinaron una tregua y fueron a Casa de Gobierno. Después de 7 horas de reunión, se decidió continuar el día Lunes 31. Lo único que hizo su Gobierno fue hacer un anuncio mínimo. A falta de propuestas concretas, el campo volvió al paro el día 30. Llegó el día 1 de Abril, día de su discurso por “la convivencia y el diálogo” al cual yo renombraría “Yo soy buena y los otros son malos”.

El 3 de abril el campo determinó una tregua por 30 días para resolver el conflicto. En esos treinta días y después de muchas reuniones, no se avanzó en nada, no se resolvió el problema. Sin embargo, el Jueves 22 de Mayo, después de la última reunión el jefe de gabinete, Alberto Fernandez salió a decir: que se precisaba de más tiempo para que los técnicos se reunieran para analizar el tema. ¿De cuánto tiempo más precisa, Presidenta? Hacen 74 días ya que están “analizando”.

La impresión general que tengo es que desde alguna parte del Gobierno cuando surge un problema se dice o piensa lo siguiente:”Hay que aplicar el plan ‘B’ – Tenemos un plan ‘B’? – No, pero es tiempo de que lo apliquemos”.

En Junio del 2007, el ex presidente Kirchner se refirió al tema energético como un problema y no una crisis que se debía a la “tensión de crecimiento” y que no era exclusivamente responsabilidad del sector privado. También dijo lo siguiente: "Hay problemas que tienen que ver con las distribuidoras y transportadoras y otros que no, que tienen que ver más con el frío y el hecho de que se esté retrasando el deshielo de las cuencas" (Clarín, 22 de Junio 2007). Si no estoy mal informado, la época de deshielo comienza en primavera, después del invierno, o sea, en Septiembre.

En aquel momento también se tardó mucho tiempo en reconocer que había un problema. La tardanza en reconocer los problemas, se traduce en tardanza a encontrar soluciones. No fueron suficientes los cortes de energía a la población y el recorte de consumo energético impuesto a las industrias para reconocer las serias deficiencias que teníamos en la materia. Usted y su marido vienen de Gobernar la provincia de Santa Cruz por años. El tema energético – y particularmente el tema de hidrocarburos – debería ser algo con lo cual Ustedes estuvieran bastante familiarizados. Lo peor de todo no es que nos falten recursos: nos falta exploración, nos falta inversión, nos faltan políticas claras, a largo plazo, que sean en beneficio del país y no en beneficio de una empresa y los funcionarios de turno. Desde su gobierno se quejan que no hay inversión privada, que lo único que se hizo fue explotar al máximo los recursos sin buscar nuevas fuentes, pero se les extiende las concesiones petroleras por 20 años más. Encima de todo, mucho antes de que finalizara la concesión. ¡Qué celeridad tiene para ciertos temas! Entiendo que crecer al 9% anual puede afectar ciertas cuestiones sensibles como la energía que consume el país. También entiendo que si hubiera planificación de algo, si se hubieran hecho las cosas teniendo en cuenta los estudios presentados cuando Kirchner asumió en el 2003, no hubiera habido crisis o problemas energéticos.

El día 22 de Mayo de 2006 envié un e-mail al Ente Regulador de la Verificación Técnica Vehicular, a la empresa Applus, S. A. (concesionaria del servicio) y a vialidad de la Provincia de Buenos Aires (adjunto copia).

En el e-mail en cuestión, no criticaba la VTV en sí, sino más bien la evidente falta de control por parte de los distintos Gobiernos (municipal, provincial y nacional) al cumplimiento de los vehículos de dicha verificación y a la Ley Nacional de tránsito en general. Teniendo en cuenta la cantidad de vehículos vendidos durante ése año, el aumento de accidentes de tránsito era algo más que previsible. Sin embargo, hicieron falta muchas muertes, muchos mártires para que el Gobierno tomara cartas en el asunto. La solución del Gobierno fue promulgar una ley de seguridad vial que ni siquiera fue un proyecto del poder legislativo o ejecutivo, fue un proyecto presentado por una asociación civil. Lo que sucede es que nunca se ataca al origen del problema, que es el bajo nivel de exigencia para obtener la licencia de conducir. Además, debería haber un control más estricto al cumplimiento de las leyes de tránsito y penas más duras para aquellos que las transgreden. Esto requeriría de mayor presencia policial o medidas de control. Para que esto suceda los policías en cuestión tienen que tener mejor preparación y estar bien pagos para no ser sobornados / no pedir coimas; debería, asimismo, acelerarse el proceso judicial de los casos de infracciones o accidentes de tránsito (especialmente las más graves) para dar la sensación al resto de los conductores que la ley se aplica a rajatabla. Si realmente estamos comprometidos con la seguridad vial, exijamos a los fabricantes de automóviles mayores medidas de seguridad estándar en los vehículos más económicos. Por otro lado, debería realizarse una relevación de los caminos, calles y rutas del país para determinar los factores que comprometen la seguridad de los vehículos que por allí transitan. Hubo una época, no hace mucho tiempo atrás, en los cuales salían varios funcionarios del gobierno a hablar de seguridad vial. “Terrible”. “Increíble”. “Una tragedia”. ¿Sabe cuándo se dicen esas cosas? Cuando ya es tarde, cuando ya murió gente por causas muchas veces evitables. Una vez más Usted, Gobierno, corriendo atrás del carro.

Decía Usted en su discurso del 25/03/08: “¿Porqué se hace intransitable la Ruta 9? Por la gran cantidad de camiones que transportan mercaderías (…) Yo no ando por la Ruta 9 ni ando transportando camiones”. Es bien sabido que Usted no anda por la ruta 9. Ni por la ruta 9 ni por ninguna otra, Usted y su familia, sin importar el motivo, se transportan en helicóptero o en avión. Para el resto de los “comunes”, los que sí transitamos las rutas del país, el aumento de tráfico de camiones y micros de larga distancia resulta un verdadero problema. Como Ud. no lo sabe, se lo digo: nuestras rutas (salvo excepciones) son angostas, están mal demarcadas y mal señalizadas, cuentan con iluminación deficiente (cuando la hay), el asfalto muchas veces está deteriorado o directamente poceado, y en los días de lluvia se forman charcos bastante importantes (por las ondulaciones del asfalto y/o fallas en la construcción de la ruta en cuestión que hacen que el agua en vez de fluir hacia afuera se quede en la cinta asfáltica) que afectan la seguridad en el manejo. Imagínese lo que es intentar sobrepasar a dos camiones u ómnibus de larga distancia.

Usted dice que quiere evitar la “sojización” del campo, pero al mismo tiempo, promueve “autotransportar” el transporte. En estos últimos años ha habido un importante crecimiento del transporte automotor de pasajeros y cargas, algo de lo cual me alegro mucho. Lamentablemente, la infraestructura necesaria no ha acompañado este crecimiento. Por lo tanto, tenemos más camiones, ómnibus y autos circulando sobre un ya deficiente sistema de rutas. A usted le resulta algo bueno decir que una ruta es “Intransitable” por la cantidad de camiones. Para los que las usamos, no nos causa tanta gracia. La solución sería tener otros medios de transporte y de cargas.

Históricamente, el ferrocarril ha sido un pilar del desarrollo de la industria regional. Se han llegado a fundar pueblos por el ferrocarril y ha contribuido a brindarle a los pueblos del interior una manera de conectarse con el resto del país. Hoy en día nuestro sistema ferroviario se encuentra limitado, casi exclusivamente, a transportar personas del conurbano bonaerense hacia Capital Federal, con un servicio deplorable. Hay un excelente artículo titulado “La nefasta destrucción del ferrocarril” (Julio Sevares, “Le Monde Diplomatique” Mayo 2008) que debería leer. En el mismo se menciona que, según un estudio de Alberto Müller del año 2006 (Sí, 2006, ¡leyó Usted bien!), UNA formación ferroviaria con UNA locomotora, puede transportar la carga equivalente a CINCUENTA camiones pesados; que la recomposición del ferrocarril permitiría reducir los costos del transporte entre un 10% y un 15%; reduciría asimismo el consumo del gas y el petróleo, por ende la contaminación ambiental; y la anteriormente mencionada descompresión del tránsito en las rutas y la disminución de los siniestros viales. Pero me imagino que la idea de reflotar el sistema ferroviario nacional y solucionar todos estos problemas de tránsito no le debe causar mucha gracia a su amigo, Hugo Moyano.

Presidenta, he viajado también por Europa y por EE.UU, he vivido en el exterior y entiendo que usted se quede admirada de ciertas cosas que se ven allá. Hay muchísimas cosas que me gustaría que tuviéramos, pero lamentablemente la realidad Argentina no es la realidad ni de Europa ni de EE.UU.

Le agradeceré me explique de manera clara en qué puede servirle en el contexto actual al país un tren bala. Ese tren que Usted pretende construir, va a engrosar la ya gigante deuda exterior que tiene nuestro país de manera innecesaria. Ese tren precisa de una tecnología que no tenemos, que vamos a tener que importar. Ese tren va a precisar de una energía que no tenemos. Ese tren nos va a costar una fortuna que tampoco tenemos y nunca va a ser rentable, por lo cual va a necesitar de subsidios, convirtiéndolo en una carga más para toda la población. Ese tren precisa de mantenimiento que tampoco tenemos, no va a ser “trabajo argentino”. Y ese tren, tampoco va a estar al alcance del ‘pueblo’ que Usted tanto dice amar.

La otra alternativa en transporte es la aviación. En el año 2003 se fundó Líneas Aéreas Federales (Lafsa), una compañía que hoy, cinco años después, sigue contando con fondos asignados en el presupuesto nacional pero que sin embargo no tiene un solo avión y nunca voló. El estado ya tenía una línea aérea estatal, llamada LADE. ¿para qué quiso aliarse con Southern Winds?

De nada sirvieron las inconvenientes presentados por Aerolíneas Argentinas (que tiene el 90% del mercado de cabotaje) durante el año 2007, ni los reclamos de ésta y otras compañías del sector explicando lo difícil que era ampliar la oferta de vuelos y destinos a raíz del aumento de combustible y las tarifas de cabotaje fijadas por el gobierno - que no habían sufrido cambios desde el año 2001. ¿No hubiera sido conveniente mejorar la política del sector en vez de fundar una línea aérea en la cual se llevan gastados a la fecha – según informaciones periodísticas - alrededor de $128 millones de pesos? En un momento en el cual lo que se precisa es aumentar la oferta aérea, se demora sin justificación aparente la operación de una línea aérea - que no pidió subsidios - por más de 200 días. ¿Me explica porqué? Respecto al mercado aerocomercial le sugiero que lea el artículo titulado “Aeronavegación en caída libre” (Mempo Giardinelli – Página 12 – 7 de Enero 2007).

Teniendo en cuenta que los gastos de Turistas Extranjeros en el país llegaron a los $ 4,100 Millones de dólares en el 2007 (La Nación – 4 de Febrero 2008) y el enorme potencial del turismo que tenemos, ¿no le parece que sería de suma importancia solucionar los problemas y reforzar nuestro sistema de transporte con ferrocarriles y aviones, para lograr mover a los millones de turistas que quieren recorrer nuestro país?

No voy a discutirle la recuperación del país en materia económica. Pero no todo es economía, Presidenta. Insistir dando datos respecto a lo bien que estamos económicamente hablando, seguir insistiendo en lo mal que estábamos en el 2001, es quedarse dormido en los laureles. Encima de todo, el mérito no es suyo ni de su marido: el que trazó las políticas económicas que ayudaron a salir al país de la crisis fue Roberto Lavagna. Y usted lo sabe muy bien.

Los políticos tienen la habilidad de decir aquellas cosas que todos queremos escuchar, especialmente cuando están en campaña, pero nunca las cumplen. Tienen una memoria muy selectiva, especialmente para aquellas cosas que hicieron en el pasado. Por eso, cuando empiezo a escuchar demasiado seguido palabras como “pueblo”, “democracia”, “libertad”, “país” y “república”, cierto malestar me revuelve las tripas. Es la prostitución de palabras lo que me molesta.

Usted habla de la década de los ‘90 como si no hubiera sido partícipe de las cosas que se hicieron; como si no hubiera transado con los personajes de aquella época; como si usted misma no formara parte de la “vieja política”(lo pongo entre comillas porque en realidad sigue siendo la misma, pero con otro discurso). Por si no lo recuerda, su marido estuvo de acuerdo con la privatización de YPF. La memoria le falla al no recordar que fue Domingo Cavallo quien le sugirió a su marido enviar el dinero de las regalías petroleras (también conocidos como “Fondos de Santa Cruz”) al exterior. ¿Se acuerda de las fotos, de los actos que compartieron junto a Menem y Cavallo, o hace falta que busque en algún archivo? No fue hace tanto tiempo atrás.

Otro ejemplo de su falta de memoria es el cambio de actitud frente a las mismas situaciones. Cuando usted era Senadora por la provincia de Buenos Aires durante el año 2002, se opuso a otorgar los “superpoderes” con argumentos impecables. Durante el 2007 se discutía en el congreso la extensión de las facultades extraordinarias y usted se abstuvo de votar, porque su marido era presidente y porque usted ya era candidata a la presidencia (o presidenta electa).

Quisiera aprovechar esta oportunidad para preguntarle cómo es posible que habiendo demostrado una particular habilidad para invertir y aumentar su patrimonio en 160% en 5 años (La Nación, 18 de Mayo 2008), han sido tan malos inversores a la hora de administrar los fondos Santa Cruz. Según informaciones periodísticas, la provincia de Santa Cruz (gobernada por su marido, no lo olvide) recibió en 1993 $535 Millones de dólares y este año se repatriaron (supuestamente) $554 Millones. Si no hice mal las cuentas, esos $535 Millones a una tasa del 4.5% anual, después de 15 años darían una renta de alrededor de $ 361 Millones. $535+361= $896 millones de dólares. Este número es sin tener en cuenta que con parte de esos 535 millones iniciales se compraron acciones de YPF a $19 pesos y se vendieron en el año 1999 a $44,78.

Pero hoy lo que se discute es la avaricia del campo, de la distribución de la riqueza que este sector quiere impedir, del papel de las entidades agropecuarias durante la época de la dictadura. Poco habla Usted de su propia avaricia o de su nulo interés de la defensa de los derechos humanos durante la época de la dictadura y años anteriores a que su marido asumiera como presidente. Pensar que se utilizó el sufrimiento, el dolor y la pena ajenos para obtener rédito político, me resulta repugnante. Prefiero pensar que es el sentimiento de culpa por no haber hecho nada en su momento.

Por otro lado, hay ciertas verdades a medias que ha dicho en sus discursos desde el 25/03/08 hasta hoy. Usted quiere hacernos pensar que el dólar alto que se mantiene con el superávit fiscal solamente favoreció al campo, pero favoreció también a la industria, evitando que el mercado interno se llenara de productos importados y favoreció también al turismo, haciendo a nuestro país “más barato” para el extranjero.

Si Usted me preguntara, en vez de tener precios “argentinos” para lo que consumimos los argentinos, preferiría tener precios a niveles internacionales con sueldos a niveles internacionales, con infraestructura a nivel internacional, con gobernantes a nivel internacional, con servicios a nivel internacional.

Usted dice que para realizar la redistribución del ingreso, a veces hay que tocar intereses muy poderosos y que cuesta. También dijo: Hay una rara conducta, muchas veces, es como que cuando hay pérdidas la sociedad debería absolverlas, es una suerte de socialización de las vacas flacas y cuando las vacas vienen gordas, las vaquitas para ellos y las penitas para los demás.” ¡Fantástico! Hablemos entonces de la nacionalización de deudas del sector privado; pongamos sobre el tapete la denuncia realizada por Alejandro Olmos sobre la deuda externa contraída en el período 1976-1983 (Causa Judicial 14467, Expte. Nº7723), su origen y legitimidad, que duerme en el congreso desde el año 2000. Hablemos de cómo el estado se fagocita el futuro de los Argentinos, obligando a las AFJPs a adquirir bonos de la deuda Argentina y del aumento del endeudamiento externo para realizar obras millonarias con comisiones millonarias que van a parar directamente a los bolsillos de los funcionarios de turno, cuyos patrimonios siempre aumentan. Hablemos de las irregularidades en la adjudicación de licitaciones públicas; hablemos de Skanska. Es dinero que no se usa para construir viviendas, para mejorar el sistema de salud y educativo. Usted lo dijo muy claramente: Pero además, ese superávit fiscal que ayuda a sostener a todos los argentinos, inclusive, los que menos tienen son los que más aportan, porque el IVA, que es el principal ingreso impositivo argentino, lo pagan todos, hasta los desocupados cuando van a comprar un litro de leche o un kilo de pan”, sin embargo, no ha demostrado ni la más mínima intención de cambiar eso. Hablemos también de los arreglos con determinados dirigentes sindicales y sociales que nunca trabajaron y viven muchísimo mejor que el mejor pago de sus afiliados. La condición humana es extraordinaria en posibilidades de mezquindad (“El resorte secreto”, Roberto Arlt).

Usted habla del pueblo como si fuera parte de el. ¿Hace cuánto que no sale a la calle sin custodias, hace cuánto que no va al supermercado, hace cuánto que no sale a palpar la realidad en primera persona, como una ciudadana más? El pueblo que usted dice amar no se toma tantas vacaciones como usted, no puede permitirse el lujo de viajar por el mundo para hacer compras; no tiene a su disposición ni un helicóptero ni un avión para viajar a donde quiere o llevar a sus hijos al colegio; no se aloja en hoteles de lujo cuando viaja, no puede comprarse joyas; el pueblo no puede comprarle a su hijo/a un vehículo de $130,000 pesos para que lo usen “adentro de casa”, el pueblo no consigue un terreno en zonas exclusivas a $5 pesos el metro cuadrado, muchas veces no puede ni comprarse UNA SOLA vivienda; el pueblo no pudo sacar el dinero al exterior en el 2001, se le quedó en el corralito. La invito a vivir como el pueblo cuando quiera, presidenta. Después me cuenta si los trenes andan tan bien como para darnos el lujo de hacer un tren bala, si las cosas no aumentan, si con lo que cobra un jubilado se puede vivir bien. La Argentina en la que Usted vive, dista mucho de ser la Argentina que vivimos el resto de los argentinos.

Habla de república cuando en realidad se gobierna mediante decretos de necesidad y urgencia, cuando tenemos un congreso que no existe, en el cual no se debate nada y sacan leyes a las apuradas a fin de año, sin análisis. Porque nadie quiere perder su “banquita” (¿o debería decir “banquito”?).

Habla de libertad mientras compra y mantiene subordinados a gobernadores, intendentes con la caja del gobierno central. Es libre quien puede elegir qué decir o hacer sin tener miedo de perder obra pública o beneficios para su distrito.

¿Se acuerda de los créditos hipotecarios que anunciaron cuando Ud. estaba haciendo campaña? Decían desde el gobierno de su marido que la cuota del préstamo iba a ser igual al costo del alquiler. ¿Cuántos se otorgaron?

Pero todo esto que le menciono hasta aquí no es culpa suya, presidenta. Usted sigue haciendo política como se ha hecho siempre, el inconveniente es que yo no me identifico con su manera de hacer las cosas y mucho menos me identifico con su discurso lleno de lindas ideas, pero vacío de sinceridad. A veces me pregunto si realmente Usted se cree lo que dice. No me siento representado por Usted, por ninguno de los funcionarios de gobierno, por D’Elía, por Moyano ni por ningún energúmeno que intente imponer sus voluntad a fuerza de violencia (verbal o física).

El problema más grave que creo que tenemos en el país no es ni económico, ni político. Es una crisis de pertenencia al país. De hecho, creo que nunca la tuvimos. Peronistas, Radicales, Socialistas, Comunistas, Judíos, Cristianos, Musulmanes, blancos, negros, amarillos, pobres, ricos, de pelo largo o corto, prolijos o desprolijos, del norte o del sur, del este o el oeste, hombre o mujer…Para mí es lo mismo, siempre y cuando el trabajo sea en pos de un país mejor para todos. Nos la pasamos peleando entre nosotros, sin darnos cuenta que el mundo no nos espera ni perdona nuestros errores. Encontrará mi idea de patriotismo en hoja aparte. Lo escribí durante el mundial de Rugby y se llama “La camiseta y la bandera”.

Si no se realizan las inversiones necesarias, si se saquea al país de recursos naturales, si no tenemos energía, si no nos respetan: es culpa nuestra. Por no defender lo que es nuestro por no darnos cuenta que los intereses del país están por encima de cualquier interés personal, partidario o sindical.

Hace falta un cambio de actitud urgente de su parte. Exijo que no ataque más a nadie, que construya y no destruya, que acepte otras ideas aunque no sean las suyas, porque no es usted la única capaz de brindar soluciones. Hay muchos cerebros útiles en el país, no los desprecie por el color político que tengan. No hace falta que reinventemos la rueda, tenemos los más diversos especialistas en el país para afrontar cualquier proyecto que se les proponga. Sólo hace falta voluntad. Acepte las críticas que se le hacen como algo útil que en definitiva la harán mejor gobernante. Reconozca sus errores. No se haga la víctima por ser mujer: millones de mujeres trabajan de sol a sol y deben enfrentar condiciones de vida mucho más duras que la suya para poder poner un plato de comida en la mesa de sus hijos. No reparta planes sociales: genere trabajo genuino. El trabajo dignifica y repartir planes sociales condicionándolos a un voto o la participación a una marcha convierte a esa persona en un esclavo político. No hace falta que nos grite más. Los únicos que responden al tono y no a lo que se les dice son los animales y no somos animales. Con su verborragia, la verdad que resulta sorprendente lo susceptible que es a lo que se le dice. Mida sus palabras con la misma varita con la cual mide las palabras de los demás y después me cuenta.

Si quiere firmar un DNU me gustaría sugerirle uno en el cual establezca que los diputados y senadores cobren un sueldo por presentismo a las sesiones, basado en la cantidad de proyectos presentados, analizados, aprobados / desaprobados. Podría también incluir una cláusula en la cual se les prohíba una modificación de su patrimonio (y el de sus allegados: parientes, amigos, etc.) desde que asume su banca hasta 4 años después de que la deja. Eso va a hacer que los únicos que queden en el congreso sean los que están realmente comprometidos con el país y va a promover la rotación de la gente, evitando los parásitos políticos. Podría Usted también, renunciar a su sueldo y a su jubilación de privilegio. Con un patrimonio de $12 millones de pesos, ¿para qué precisa más? Pero bueno, son algunas ideas, no más. Saque un DNU que imponga una multa sobre el patrimonio de los candidatos por promesas hechas durante la campaña y que nunca se cumplen. Ahí recaudaría mucho más que con las retenciones.

Nunca pasé hambre. Nunca pasé frío. Nunca dormí en la calle. No sé lo que es ser pobre. Podría decir que no tengo muchos motivos para quejarme de mi vida. ¿Por qué entonces molestarme con esta carta, porqué escribir esta carta que seguramente me llenará de “amigos” en los lugares de poder político y económico? Porque muchas veces las cosas que pasan en el país no me permiten conciliar el sueño. Desde hace mucho tiempo, me devano los sesos pensando en porqué teniendo tanto potencial natural e intelectual estamos como estamos. Hay muchas cosas que no sé y muchas otras que no entiendo. Puedo haber cometido muchos errores y estar equivocado en muchas cosas en esta carta. Si estoy equivocado, si cometí algún error, le pido que me corrija, que me explique a mí y a todos los argentinos aquellas cosas que, evidentemente, no están tan claras.

Los problemas y contradicciones que mencioné aquí, son en base a información periodística o disponible en organismos oficiales. Imagínese todo lo que puede hacer usted por el país con el ilimitado acceso a información que tiene.

Cuando se gobierna inconfundiblemente para el bien común, para todos, el ego se olvida, no hay necesidad de demostrar cuánto poder se tiene. Ni de comprar voluntades. Las voluntades se acercan solas. No hay necesidad de inventar golpes de estado. No hace falta inventar cucos. A veces me da la impresión de que nos quiere hacer creer en eso. Presidenta, ya estoy grande para creer en el cuco o en el hombre de la bolsa.

Quiero proponerle un viaje. No va a hacer falta que tome ningún avión ni helicóptero. Y tampoco le va a hacer falta plata. Lo único que hace falta es que se baje del atril desde el cual nos grita. ¿El destino? La realidad. ¿El lugar? Aquí, en Argentina, el país que Usted dice gobernar, pero al cual pocas veces baja.

Sincérese con Usted. Sincérese con la realidad. Sincérese conmigo.

Finalmente, quisiera agradecerle por el llamado a reflexionar, para comprender y para entender como Ud. nos pidiera a todos los argentinos. Este es mi aporte pequeño, desinteresado y particular a ese llamado.

Humildemente,

Lucas I. Larumbe